A partir del momento de la invención de la ignición eléctrica del ingeniero brillante alemán Robert Bosch, la búsqueda de nuevas y nuevas formas de aumentar la eficiencia de los motores no se detiene. En particular, los genios de la ingeniería continúan buscando material óptimo para los electrodos, cambian el número de electrodos en las velas (para aumentar la estabilidad de la detonación de la mezcla de combustible) e incluso tratar de experimentar velas de varios tamaños, con la esperanza de lograr la mayor productividad del motor con la relación óptima de costo y recurso operativo de luces de luz.